Como vamos viendo las pautas centrales de la renovación
y expansión urbana de Buenos Aires siguen la lógica de la economía de libre
mercado que fue instalada en Argentina en los 70, en el marco del avance capitalista sobre las conquistas de la clase obrera en el todo el mundo ; a tono con declaración del fin de la
historia de Fukuyama, el fin de la critica clasista de la sociedad y el
gradual desguace de los Estados de Bienestar de Europa, Latinoamerica y la
privatización de los Estados Obreros como la URSS a mano de su burocracia goberrnante.
Mientras que la producción de
vivienda y ciudad se realiza a través de las leyes de mercado, la
capacidad de gestión estatal a pasado a ocupar un lugar marginal para mantener precios que incentiven la inversión privada. Los Estados,
que se endeudan cada vez más para salvar a los propietarios de bancos y
empresas, no son capaces de garantizar la seguridad social, ni el mantenimiento
del empleo ni la producción. La ciudad resultante es un espacio urbano que
corresponde a las propias leyes de libre mercado, un conjunto de espacios
aislados y cerrados que se dirige a los ganadores de la transformación
económica los Barrios Privados y de manera más extrema Nordelta, profundizan la territorialización, la exclusión y fragmentación social de la Argentina
contemporánea y demuestran que la idea reformista de conciliación entre
explotadores y explotados es una ficción cada vez mas difícil de sostener.
El famoso Arq romano Vitruvio -
en el Libro VI cap 5, que nos mencionan desde el CBC su teoría de la Firmitas, Utilitas, Venustas dice:
“…Los prestamistas y
rentistas dispondrán de casas más cómodas, mas amplias y protegidas frente a
posibles negocios ocultos. Los abogados e intelectuales habitarán casas más
elegantes y espaciosas, con el fin de celebrar sus reuniones cómodamente; los
nobleza y quienes ostentan cargos
políticos o magistraturas, deben disponer de vestíbulos regios, atrios
distinguidos, peristilos con gran capacidad. Quienes posean un escaso
patrimonio no precisan de vestíbulos suntuosos, ni de recibidores, ni de atrios
magníficos, ya que son ellos los que se ven obligados a visitar a otras
personas, además de que a nadie se le ocurriría visitarlos…”
Pensemos si hoy, mas de 2000 años después del tratado
de Vitruvio, la “Academia” no sigue pensando hoy de la misma
manera….
Por una economía y una ciudad planificada científicamente y bajo control
obrero y popular
A la hora de interpretar la economía,
gran parte de la población, inclusive en los sectores mas “ilustrados” como los
universitarios, incluidos los urbanistas que salen de la FADU, utilizan metodos pre-científicos
para analizar el funcionamiento de la sociedad donde intentamos hacer
arquitectura y urbanismo.
La base real de la producción
esta compuesta por:
-Las materias primas
-La mano de obra
-Las herramientas
-La distribución del producto
terminado.
Sin embargo de la “mano invisible de
mercado”, llegaron a la vida cotidiana toda una gama de conceptos semi-místicos
como “bolsa de comercio”, “bonos de deuda”, “libre competencia”, “Tasa de
interes” o “Marketing” que conforman un
nuevo culto.
Hoy continuamente vemos como
las Empresas o los Estado, en nombre de este nuevo oscurantismo, realizan
“sacrificios en masa”, en forma de ajustes, despidos y mayor explotación,
esperando una “señal de confianza del mercado”
Los que en pleno siglo XXI
estén acostumbrados a aceptar como científicos los argumentos de los
“sacerdotes de la Fe Capitalista”, seguirán careciendo de las herramientas
necesarias para comprender los fenómenos mas importantes de nuestros tiempos,
como los conflictos entre Estados,
fusiones o quiebras de empresas, despidos, inflación, desbordes sociales y mas
cercano a la FADU las causas del crecimiento de las villas, el encarecimiento de la vivienda y la degradación
urbana.
Ante todo esto cientos de “curanderos del
urbanismo”, siguen dando Cátedra basándose en la pseudociencia capitalista y un
discurso del progreso basado en el “efecto derrame” o a los sumo por la intervención del Estado en el mercado.
La tarea de nuestra época es
lograr que los promotores de este “culto al capital” sean separados del control
de la economía y de la política ,tanto como de su gran propiedad. De lo que se trata
es que el mundo de la razón llegue al
fin a las relaciones económicas, creando un plan para todas las industrias y
ciudades que debemos construir, basado en organismos democráticos compuestos por
trabajadores y pobladores.
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