miércoles, 16 de enero de 2013

Un "contrato social" que nadie firmó...


Como vamos viendo las  pautas centrales de la renovación y expansión urbana de Buenos Aires siguen la lógica de la economía de libre mercado que fue instalada en Argentina en los 70, en el marco del avance capitalista sobre las conquistas de la clase obrera en el todo el mundo ; a tono con declaración del fin de la historia de Fukuyama, el fin de la critica clasista de la sociedad y el gradual desguace de los Estados de Bienestar de Europa,  Latinoamerica y la privatización de los Estados Obreros como la URSS a mano de su burocracia goberrnante.

Mientras que la producción de vivienda y ciudad se realiza a través de las leyes de mercado, la capacidad de gestión estatal a pasado a ocupar un lugar marginal para mantener precios que incentiven la inversión privada. Los Estados, que se endeudan cada vez más para salvar a los propietarios de bancos y empresas, no son capaces de garantizar la seguridad social, ni el mantenimiento del empleo ni la producción. La ciudad resultante es un espacio urbano que corresponde a las propias leyes de libre mercado, un conjunto de espacios aislados y cerrados que se dirige a los ganadores de la transformación económica los Barrios Privados y de manera más extrema Nordelta, profundizan la territorialización, la exclusión y fragmentación social de la Argentina contemporánea y demuestran que la idea reformista de conciliación entre explotadores y explotados es una ficción cada vez mas difícil de sostener.



El famoso Arq romano Vitruvio - en el Libro VI cap 5, que nos mencionan desde el CBC su teoría de la Firmitas, Utilitas, Venustas dice:

“…Los prestamistas y rentistas dispondrán de casas más cómodas, mas amplias y protegidas frente a posibles negocios ocultos. Los abogados e intelectuales habitarán casas más elegantes y espaciosas, con el fin de celebrar sus reuniones cómodamente; los nobleza  y quienes ostentan cargos políticos o magistraturas, deben disponer de vestíbulos regios, atrios distinguidos, peristilos con gran capacidad. Quienes posean un escaso patrimonio no precisan de vestíbulos suntuosos, ni de recibidores, ni de atrios magníficos, ya que son ellos los que se ven obligados a visitar a otras personas, además de que a nadie se le ocurriría visitarlos…”


Pensemos si hoy, mas de 2000 años después del tratado de Vitruvio, la “Academia” no sigue  pensando hoy de la misma manera….



 Por una economía y una ciudad planificada científicamente y bajo control obrero y popular

A la hora de interpretar la economía, gran parte de la población, inclusive en los sectores mas “ilustrados” como los universitarios, incluidos los urbanistas que salen de la FADU, utilizan metodos pre-científicos para analizar  el funcionamiento de la sociedad donde intentamos hacer arquitectura y urbanismo.

La base real de la producción esta compuesta por:
-Las materias primas
-La mano de obra
-Las herramientas
-La distribución del producto terminado.

      Sin embargo de la “mano invisible de mercado”, llegaron a la vida cotidiana toda una gama de conceptos semi-místicos como “bolsa de comercio”, “bonos de deuda”, “libre competencia”, “Tasa de interes” o “Marketing” que conforman  un nuevo culto.
Hoy continuamente vemos como las Empresas o los Estado, en nombre de este nuevo oscurantismo, realizan “sacrificios en masa”, en forma de ajustes, despidos y mayor explotación, esperando una “señal de confianza del mercado”

Los que en pleno siglo XXI estén acostumbrados a aceptar como científicos los argumentos de los “sacerdotes de la Fe Capitalista”, seguirán careciendo de las herramientas necesarias para comprender los fenómenos mas importantes de nuestros tiempos, como  los conflictos entre Estados, fusiones o quiebras de empresas, despidos, inflación, desbordes sociales y mas cercano a la FADU las causas del crecimiento de las villas, el encarecimiento de la vivienda y la degradación urbana.
 Ante todo esto cientos de “curanderos del urbanismo”, siguen dando Cátedra basándose en la pseudociencia capitalista y un discurso del progreso basado en el “efecto derrame” o a los sumo por la intervención del Estado en el mercado.

La tarea de nuestra época es lograr que los promotores de este “culto al capital” sean separados del control de la economía y de la política ,tanto como de su gran propiedad. De lo que se trata es que el mundo de la razón  llegue al fin a las relaciones económicas, creando un plan para todas las industrias y ciudades que debemos construir, basado en organismos democráticos compuestos por trabajadores y pobladores.